Lo habitual es que los procesos químicos empleados para teñir el cabello dañen la fibra capilar y que sus efectos no sean permanentes. Se deben repetir regularmente para contrarrestar la exposición a ciertos factores (la luz solar u otros procesos químicos) o ciertos hábitos como lavar el cabello con champú, que acaba desvirtuando su acción y contribuyendo al deterioro del color.
Nuestras líneas protectoras de color están especialmente diseñadas para contrarrestar la acción de los agentes que dañan el cabello, reducen la intensidad del color y atenúan su brillo.